jueves, 18 de septiembre de 2014

MATAHOMBRES 2014


La marcha Matahombres 2014 se reinventa, estrena recorrido y hace honor a su nombre aumentando la dureza y el nivel técnico. 84 km y 2800 metros de desnivel acumulado lo dicen todo. Aquí no existe la palabra “llanear”, o se sube o se baja. Una verdadera prueba de fondo donde sucumbiremos si no estamos lo suficentemente preparados.



CRÓNICA

Ya había estado en la Matahombres del año anterior y me imaginaba que sería más de lo mismo. Un poco más dura, según había oído, pero tampoco dejé que eso me intimidara. Si el año anterior me fue bien, este año me iría igual...

Nos plantamos en Camarena a las 8 de la mañana el máster Roberto, mi sobrino Miguel y un servidor, recogimos dorsal y camiseta, y a la que nos dimos cuenta estábamos en la línea de meta intentando hacer caso omiso a lo que nos decía nuestro subconsciente (84km y 2800m de desnivel, dónde os habéis metido). Los AC-DC nos animaron con su Highway to Hell a todo trapo en la salida subiéndonos las pulsaciones. Me despedí de mis compañeros deseándoles toda la suerte del mundo.

Roberto intentando hacerse hueco en la parrilla de salida. Aquí se vende caro el metro cuadrado.
 
Los dos Migueles Viana, listos para afrontar nuestro gran reto
Como de costumbre, salimos desde el furgón de cola, y los primeros compases discurrieron entre un mar de manillares. Algo que me llamó la atención, fue ver a varios corredores santiguarse conforme comenzaba la marcha, en esos momentos deseé ser creyente para aferrarme a algo que me protegiera de lo que se nos venía encima.

Los 6 primeros kilómetros fueron tranquilos, por asfalto y con ligero ascenso. Aproveché para adelantar unas cuantas posiciones y colocarme más próximo a mi lugar "natural" de la carrera. En este kilómetro nos encontramos una senda con un tapón de gente increíble, un fallo de la organización que me pareció de lo más infantil, colocar una senda nada más comenzar la carrera.

Superado este primer obstáculo y hasta el km 10, siempre en ascenso, fui adelantando a todo el que pude temiéndome que me volvería a encontrar otra senda con otro tapón. Pero no fue así. Del km 10 al 21, teníamos una bajada rapidísima por pista a Riodeva, que permitía recuperar el pulso y prepararnos para lo que nos venía a continuación. Avituallamiento en Riodeva, gel de frutas, cojo botella de agua al vuelo y le doy caña a la bici intentando pasar a gente que previsiblemente haría tapón en la siguiente subida. Del km 21 al 31 tenemos una subida que acumula 800m de desnivel, mucho me parecía a mí, según había visto en el perfil. Con paciencia tomo la subida, y pronto me doy cuenta de que hay que hacer pata-bike, todo el mundo se baja de la bici para empujar un buen rato. La pendiente y el firme imposibilitan subir encima de la bici y hay que bajarse en varios tramos. A estas alturas, todo el mundo está fresco y se lo toma con sentido del humor, que si "meted hierro!!" o "a Contador no le hacen estas putadas!!".

Del km 30 al 34 nos encontramos con la temida trialera de la Truena, que baja hacia Camarena haciendo zigzag por la ladera con una inclinación endiablada. La encontré asequible, aunque para tomarla con precaución. Bajamos en fila india, ya que la carrera todavía no está muy estirada.

Trialera de La Truena. Roberto en acción.

Servidor en acción.

Paso por el pueblo de Camarena en el km 34 a toda pastilla, con las piernas frescas y con muchas ganas, mentalmente pienso que llevo la mitad en el bolsillo y 1300m de acumulado.

Del km 35 al 45 y según me iba chivando la chuleta que tenía del perfil de la prueba, tocaba subida, primero por asfalto que posteriormente se convertía en camino. De repente, el sol empezó a calentar más de la cuenta y me encontré totalmente solo, nadie por delante, nadie por detrás. Yo a lo mío, me concentré en mi ritmo y agaché la cabeza. En el avituallamiento del km 43, bajé de la bici para recargar el bidón, y me dí cuenta de que tenía las piernas algo agarrotadas. En ese momento entendí  que a partir de aquí iba a sufrir de lo lindo.

Del km 45 al 50 bajadita rápida por camino, bastante bonita y que permite recuperar un poco el aliento. Del km 50 al 56 viene la parte más dura de la prueba, una subida bastante empinada, que a estas alturas a todo el mundo se la atraganta. A pesar de que subimos en procesión, uno detrás de otro, no se oye a nadie hablar, empiezo a pensar si realmente seré capaz de terminar la prueba y me doy cuenta de la dureza de la misma. Las piernas ya no están para ninguna alegría, y empiezo a sentir que algo despierta y me muerde en los cuádriceps como si hubiera estado agazapado todo el tiempo esperando el peor momento. Tengo que parar, bajar de la bici e intentar estirar pero entonces comprendo que tengo las piernas totalmente agarrotadas. No sé que hacer, no puedo estirar, no puedo ni caminar, nunca me había pasado. Pienso que esto se ha acabado, necesito un helicóptero que me rescate!!!!

La gente cuando me adelanta me pregunta si me encuentro bien, que si necesito algo. Un biker me aconseja que no me mueva, que espere a que el músculo se relaje. Le hago caso, y por arte de magia, recupero mis piernas, aunque disminuidas de fuerza. Empiezo a pedalear con menor desarrollo y parece que puedo avanzar. Eso sí, con más pena que gloria. Llego al avituallamiento del km 57, repongo fuerzas y descanso.

Todavía queda la ascensión al pico de Javalambre, el cual se corona en el km 74, a partir de ahí y sólo restan 10 km de trialeras hasta la línea de meta. Me digo a mi mismo, que soy capaz, aunque no me lo acabo de creer del todo, me subo a la bici y comienzo el ascenso. Plato pequeño, piñones grandes y a la marcha. Mi objetivo ha pasado a mera supervivencia, vigilar las piernas, hidratarme, comer e intentar acabar en las mejores condiciones posibles.

Consigo llegar al avituallamiento del km 66 desde donde se ve la antena del pico Javalambre al fondo. Ya no queda nada, solo hay que dosificar las fuerzas y agachar la cabeza. El último tramo de ascensión, para mi fortuna, es de los más asequibles, una pista con una pendiente que en otras condiciones hubiera abordado con el plato medio, pero no era el caso. De repente, y después muchos "VAAAAMOS" mentales, al girar una curva, emerge la silueta del repetidor que corona la sierra de Javalambre. En mi vida me he alegrado tanto, de ver una puñetera antena de televisión, jajajaja. Ya lo tengoooooooooooo!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Tramo de asfalto que enlaza la trialera final.


Después de 10 km trepidantes de bajada por dos trialeras alucinantes consigo llegar al pueblo de Camarena, con una mezcla de sensaciones de cansancio, hambre y vacío interior. Al cruzar la línea de meta me entran ganas de llorar aunque consigo controlarme. Lo he conseguido!!

Estaba tan centrado en autoanimarme y en mi supervivencia en la prueba que había perdido totalmente la noción del tiempo. Al entrar, me dí cuenta que llevaba 6h y 48 minutos encima de la bici. Eran casi las 16:00 horas. 

Allí me recibió Roberto, ya duchadito y cambiadito, como si no hubiera hecho la misma prueba inhumana que yo, con la misma cara de siempre. Su tiempo, 5 horas y 22. Qué tío!

El máster Roberto, paseándose por el trazado. Me parece oirlo silbar y todo...
 Media hora después, entra mi sobrino Miguel, con la cara más satisfecha del mundo y después de haber vivido su particular infierno. Consciente de haber superado con nota una prueba en la que ninguno apostaba por él ya que traía una preparación mínima. Ni las rampas, ni las trialeras, ni la fatiga pudieron con él. Bravo sobrino!!!!!



REFLEXIONES.

1.- Una prueba de estas características, no hay que tomarla a la ligera. Es necesaria una preparación específica para la misma, también una alimentación e hidratación planificada porque son demasiadas horas pedalenado. Algo que me faltó a mí.

2.- 570 inscritos en la prueba, 170 abandonos y muchos que tuvieron que acortar el recorrido. Mi posición, el 207. Desde luego hubo quién lo pasó bastante peor que yo. No es que me consuele, pero me hace ver lo inconscientes que somos al apuntarnos a algo así por el mero hecho de que alguien diga "a que no hay huevos a hacer la Matahombres este año?".

3.- Mientras sufría como un perro encima de la bici me decía a mi mismo "aquí no vuelvo ni de coña", "¿estos tíos que se han creído, que somos Ironmans?". Al cabo de un par de días de la prueba  pienso que no fue tan dura. Seguro que dentro de un mes ya estoy contando los días para volver a disputar la Matahombres 2015. ¿Soy una personal con una memoria selectiva que no recuerda lo desagradable? ¿Es por eso que siempre tropiezo dos veces con la misma piedra? No lo sé, pero seguro que no soy el único al que le pasa.

¿El año que viene más?

MÁS INFORMACIÓN Y DESCRIPCIÓN DEL RECORRIDO


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LA ORGANIZACIÓN

Un diez para la organización, gestionar una prueba con tantos kilómetros no es nada fácil. El recorrido estuvo bien señalizado, los avituallamientos bien colocados y con abundancia de víveres, la gente colaboradora fue encantadora y nos animó a todos muchísimo durante la prueba. Además los pormenores antes de la prueba se iban detallando en facebook y en el blog de la marcha. Enhorabuena.

Siempre se puede mejorar en algo y creo que la gestión de las tallas de las camisetas se debería cambiar. Los que venimos de fuera y recogemos el dorsal antes de la carrera no podemos elegir nunca talla.

3 comentarios:

  1. A tus pies Miguel.

    Cualquiera de los que hemos participado en la prueba y leamos tu crónica nos sentiremos totalmente identificados con tu relato, sensaciones y reflexión.

    Pues eso, que me pongo ya a preparar la del 2015.

    Un abrazo.

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  2. Bravo Miguel, GRANDE. Enhorabuena a ti, a tu sobrino y tocayo y al otro monstruo, Roberto por vuestra exhibición de fortaleza física y mental. No voy a decir lo de que "No hay huevos..." pero si podíamos ir pensando en aumentar el número de Cul Tacats en la próxima convocatoria, empezando a prepararla desde ya para decidir en consecuencia.

    Un abrazo y ánimo para todos. Antonio Tornero, Bogor-Indonesia

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  3. Buena crónica Miguel! Enhorabuena por tu gesta. Y seguro que sí, que vuelves! jejeje.

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